Como consecuencia de la negativa del Ayuntamiento de Vilafranca para la apertura del Hotel BDSM, ha estallado un revuelo mediático que ya ha saltado más allá de nuestras fronteras. Esto es algo que no es de extrañar, pues se unen muchos factores que lo propician.
Por un lado, es una noticia de interés por que afecta a los derechos de un colectivo, que aunque pequeño y desorganizado en nuestro país, existe y los posee (los derechos) plenamente. Y más allá de las razones legales esgrimidas para negarle la licencia de apertura (las cuales insistimos que son lógicas, pues nada les exime de cumplir la ley) son las razones de índole moral que se evidencian en el comunicado que publicó el propio ayuntamiento el pasado fin de semana las que propician su difusión.
Por otro lado, el sexo y la violencia son prácticamente una garantía de venta para los medios de comunicación. Sobre todo, si lo presentan de una forma escabrosa y morbosa. Ya sabemos que para los medios de comunicación nuestras prácticas son demasiado aburridas si se muestran como realmente son, en lugar de distorsionarlas para su propio interés. Deberíamos de tomar buena nota de ello a la hora de tratar con ellos.
Y en este caso, a lo anteriormente dicho, se une el hecho de que en verano los medios de comunicación están “bajo mínimos”: las noticias escasean, los titulares de los medios flojean y tienden a publicar cualquier cosa. Y si es morbosa mejor que mejor.
Durante toda esta semana hemos podido leer la evolución que la noticia seguía. Desde alguna breve entrevista al preocupado emprendedor e inversor, a entrevistas a ciudadanos de la ciudad que manifiestan su malestar en torno al tema, tanto a favor como en contra. Y la insistencia reiterada acerca de la proximidad de una ermita en las cercanias (lo que nos lleva a preguntarnos: qué diablos harán en aquella ermita que no quieren que les puedan ver?). Algo lógico todo esto…
En los diversos medios en los que la noticia se ha publicado, ha habido diversos comentarios tanto a favor como en contra, no ya de la apertura o no del establecimiento, si no de nuestro colectivo. Y como no podía ser de otra forma, los calificativos de “guarros”, “enfermos”, “delicuentes”, etc. no podían faltar.
Pero, como siempre, se tiende a ir un poco más allá en busca del sensacionalismo y de la manipulación. Y hoy uno de estos medios ha publicado una entrevista con una “eminencia” en temas de sexualidad. Lamentablemente, hemos sabido de dicha entrevista demasiado tarde para poder comprar el diario en la que se ha publicado y para poder acceder a ella online es necesario estar suscrito al mismo, por lo que tan solo hemos tenido acceso a algunas de las afirmaciones que ha hecho durante la misma.
No queremos poner en duda la profesionalidad de este señor, pero sí creemos que podemos y debemos cuestionar la validez de sus afirmaciones, al menos las que han llegado a nuestro conocimiento.
Una de las afirmaciones que realiza es que “el sadomasoquismo es un trastorno mental”.
Si bien esto es cierto, no lo es en lo que se refiere a las prácticas S/m encuadradas bajo el acrónimo BDSM (que es de lo que verdaderamente estamos tratando). Existe un sadomasoquismo que es una patología, un trastorno mental, desde luego. Es aquel sadomasoquismo relacionado con la crueldad, la autodestrucción y la falta de consenso. Es por ejemplo, el sadismo que demuestra el sádico que causa daños a otro ser vivo sin importarle para nada el modo en que le afecte, física o psíquicamente, y buscando únicamente satisfacer sus instintos criminales. Esto podría aplicarse a violadores y delincuentes sexuales (alguien se atrevería a encuadrar aquí los lamentables espectáculos taurinos?).
Sin embargo, existe otro “sadomasoquismo” y es aquel que se encuadra en las prácticas BDSM, el sadomasoquismo consensuado, en el que los participantes del mismo consensúan implicarse voluntariamente en ellas, de forma sensata, madura e informada, con la intención mútua de disfrutar y obtener placer con ellas.
Esto es algo que ya se vislumbró en la edición revisada del DSM-IV el año 2000 en el que se dejaba cierto espacio para un sadomasoquismo no patológico (ni tan siquiera como “parafilia”), pero que sin duda ha quedado definitivamente eliminado en la actual versión del DSM5, la cual acepta y define claramente como no patológicas las prácticas que se enmarcan en el BDSM / sadomasoquismo consensuado, las cuales son consideradas simplemente como “sexualidad inusual” o “atípica”.
Otra de sus afirmaciones es que “el estado debe intervenir”.
Esta afirmación tampoco es cierta. Salvo que con ella quiera decir que en su opinión (basada ésta en sus propios juicios y prejuicios sin fundamento alguno) así debería ser. Porque en realidad no es así.
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminó en 2005, en la sentencia del conocido juicio que se recoje en la película “SM Retcher”, que:
“elementos tales como el sexo, la orientación sexual y la vida sexual son componentes importantes del ámbito personal que protege el art. 8 (apdo. 80)”.
“cada uno puede llevar su vida privada, entendida en este contexto como sexual, como le parezca, incluyendo la posibilidad de entregarse a actividades consideradas física o moralmente perjudiciales o peligrosas para su persona (apdo. 85).”
Por lo que queda claro que el estado no podrá intervenir en las prácticas encuadradas en el BDSM. Sin embargo, en esta misma sentencia dicta exenciones a esta regla general para aquellos casos en los que la voluntad de la “víctima” no sea respetada, su derecho a la libre elección sexual, que deben en todo momento garantizarse.
En las prácticas BDSM/sadomasoquismo consensual existen pautas para que esto sea algo real. Herramientas como el uso de la palabra de seguridad, los cuestionarios de prácticas y la gestión del consenso mediante la comunicación y el diálogo garantizan que esto sea así, hasta el extremo que numerosos expertos en sexualidad han puesto sus ojos en nuestro colectivo como ejemplo a seguir.
Por tanto, sí estamos completamente de acuerdo con este “experto” en cuanto a que cuando el sadomasoquismo es sinónimo de patología debe intervenir el estado. Sin embargo, cuando el sadomasoquismo es una expresión de la sexualidad consensuada y disfrutada de forma voluntaria, sensata y segura, debe abstenerse por completo y respetar la voluntad de los implicados.
Otra de sus afirmaciones es:
“personas de toda condicion socioeconomica e intelectual, pueden ser personas con infancia dura o un pasado muy violento aunque no necesariamente, muchas veces son personas con trastornos de personalidad, personas con complejos, solitarios”
Esta es una afirmación que me cuesta creer que haya salido de su boca y casi me atrevería a decir que es una interpretación sesgada de sus palabras a la hora de su publicación. Sí es cierto que los practicantes de BDSM son absolutamente heterogéneos. Entre nosostros podemos encontrar personas procedentes de muy diversos sustratos sociales y de distinto nivel intelectual. También es posible encontrar personas de muy diversas orientaciones sexuales. Y hay mujeres y hombres. Pero además, curiosamente, todos estos aspectos no tienen nada que ver en el rol, Dominante/sumiso que deciden asumir. Ni la condición social, intelectual o género tienen nada que ver con ello. El Señor Importante de algun ministerio o empresa, puede ser el perrito faldero de la señora de la limpieza del mismo sitio una vez que se cierran las puertas de la mazmorra. Pero lo que es falsa es el resto de esta afirmación, sin base alguna que la sustente.
Sin duda esta afirmación la realiza, bien a modo de opinión personal/juicio de valor, bien inspirada en pasados conceptos de la psiquiatría y la psicología basados en opiniones sin fundamento por quienes las emitieron o en estudios sesgados realizados sobre una muestra de población ya diagnosticada previamente con trastornos de comportamiento sexual. La realidad es bien distinta, pues los estudios realizados directamente sobre la población verdaderamente representativa de nuestro colectivo demuestran que no hay diferencia significativa de antecedentes de malos tratos, ni de infancias traumáticas entre los practicantes de BDSM y la sociedad general. Del mismo modo que los estudios realizados igualmente arrojan como resultado que quienes practicamos BDSM somos personas perfectamente integradas en la sociedad. Por ejemplo, un estudio publicado por la revista “The Journal Sexual Medicine” en 2013, concluía que:
“Los resultados sugieren principalmente características psicológicas favorables de los practicantes de BDSM en comparación con el grupo control; los practicantes de BDSM eran menos neuróticos, más extrovertidos, más abiertos a nuevas experiencias, más conscientes, menos sensibles al rechazo, había mayor bienestar subjetivo, sin embargo, eran menos agradables. Comparando los cuatro grupos, si se observaban las diferencias, las puntuaciones BDSM fueron en general más favorables para los que tienen una posición dominante que un rol de sumisión, con las puntuaciones más desfavorables para los controles.” (La info AQUÍ)
Por tanto, no somos el resultado de infancias infelices ni maltratadas, No somos solitarios, no tenemos antecendentes de tipo violento, ni tenemos complejos ni trastornos de la personalidad… al menos no más que el resto de la sociedad general de la que participamos.
Sin embargo, en sus palabras se guarda bien las espaldas y utiliza la fórmula “pueden ser… o no” para verter sus afirmaciones. Como podríamos decir nosotros sobre los catedráticos que:
“personas de toda condicion socioeconomica e intelectual, pueden ser personas con infancia dura o un pasado muy violento aunque no necesariamente, muchas veces son personas con trastornos de personalidad, personas con complejos, solitarios”
Otra de sus afirmaciones es:
“son instalaciones para personas que padecen trastornos por lo que pueden resultar muy peligrosas”
Cómo puede saber eso? Ha estado alguna vez en ellas? Ha leído, tal vez, algún estudio al respecto? Cómo puede ser capaz de realizar un diagnóstico tan general de un colectivo por el simple hecho de reunirse en determinados lugares?
Los locales S/m llevan muchos años funcionando por el mundo y España no es una excepción. En nuestro país hay unos cuantos locales dedicados a estas prácticas. Y en aquellos lugares donde están ni siquiera los vecinos saben de su existencia. Nunca ha habido problemas con ellos ni con sus asistentes. El colectivo BDSM tiende a ser especialmente respetuoso con los demás, pues forma parte de nuestra filosofía de vida.
Para acabar, no nos queda otra que lamentarnos por este tipo de informaciones que se ofrecen como académicas pero que sin embargo tienen mucho de tinte ideológico/moralista y poca base científica real. Lo vimos hace unos días atrás cuando saltaron a la prensa los contenidos de unos apuntes oficiales de la Universidad de Extremadura, de contenido altamente homófobo y moralista en los que se afirmaba sin tapujos que “el estilo de vida (gay/lesb) ha demostrado ser poco saludable para estos mismos colectivos” (dónde? cuándo?) cómo?) y que “algunos homosexuales buscan liberarse de esta forma de vida: son los ex-gays (quienes merecen el mismo tipo de respeto como personas, se comparta o no su modo de pensar o de vivir)”, lo cual choca de pleno, no ya con el sentido común y racional, si no contra las evidencias y estudios realizados.
Por que verán ustedes… Ni el estilo de vida LGTB, ni el estilo de vida BDSM hace infelices a las personas que los abrazan. Es la sociedad la que actúa como elemento discapacitante de ellos a través de sus prejuicios. Abrazar el estilo de vida que deseas lo que hace es contribuir a tu felicidad… si la sociedad te lo permite.
Dragón
Un comentario en «De «eruditos» y BDSM»
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