Escribo en sumiso-femenino porque es mi rol. De sumisa a sumisa. Y hablo de Ellos y no de Ellas porque es mi experiencia y sintonía. Si te sirve, ponle al leerlo los géneros que necesites.
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“Moriré sin ti, moriré… Pero aquí sigo. Sin ti”
Yo escribí eso hace mucho, mucho tiempo. Antes de que tuviese ocasión de vivirlo plenamente. Lo puse en boca de un personaje, no era mi experiencia, lo escribí sin serlo… y luego lo fui. Las vueltas que da la vida.
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«Moriré sin ti, moriré…». Pero aquí sigo, sin ti.
¿Cuándo te fuiste? Lo dejaste todo a medias y yo apenas me di cuenta de los cajones de mi alma abiertos, las perchas vacías y el frío que me fue poco a poco tomando la costumbre. Hubo un tiempo en el que quería seguirte; y casi lo logro, a fuerza de helárseme las sonrisas. Me pesaba tanto el hielo en el vientre que podría haberme hundido en el mar si hubiera seguido andando, pero el sabor de la sal me recordó todo lo que no te había llorado y volví a la arena a gritar tu falta. Ahora sólo te añoro: seguí viviendo. Sin ti, ya ves. Pero no he vuelto a entrar en calor desde que te fuiste y a veces, como hoy, me aterra este vacío de no querer a nada ni a nadie. Y me aterra pensar que pude hundirme y seguirte, que aún puedo hacerlo, que quizás mañana esté contigo- si es que hay un lugar donde estar, que no lo creo -. Al irte me dejaste el regalo de una duda que me mata los afectos. Tengo miedo de mi misma. ¿Lo ves?. Vivo sin ti. Prescindo de tu recuerdo. Puedo prescindir de todos: sobrevivo. Nada importa demasiado.
¿Para qué demonios vivo?
¿Por qué tuviste que marcharte? Ya hace demasiado, casi ni a ti te siento. Sólo estoy yo, nadie más.
Te quise, creo. Eso es todo.
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No lo escribí tras finalizar mi relación BDSM (trágica e inesperadamente, como saben si me conocen). Cuando lo escribí, no tenía en el horizonte ni siquiera la sombra de un futuro D/s. Aún no había una lena, o no estaba despierta y al mando de este navío. De hecho, ni siquiera había no digamos un Amo, no había ningún amor a la vista que pudiera provocar esa pena. No existía ese tú, nadie se había marchado llenándome de hielo el vientre y matándome los afectos. Aún. Lo escribí porque yo escribía, y ya está. Me salió bastante conmovedor, ¿no?. Yo ahora lo leo y me conmueve, porque salvo en ese “creo” final, me acerté bastante.
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Luego pasó lo que pasó. Llegó un Tú, viví una vida con ese Él, se fue, se me llenó de hielo el vientre y yo sentí ese sin-futuro que había escrito ficticiamente, el vacío, la absoluta seguridad de que no habría otro vínculo igual en mi vida. Le clavé ese “¿Para qué?” como un puñal a mi madre. Cosas que se dicen y se sienten en esos momentos de angustia. Pobre mamma.
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No soy tan rara. Exageración, histrionismo, drama… visto desde fuera, con la cabeza fría y siendo racional. Pero cuando te pasa… ¿qué esperas de alguien que ha perdido su mundo? Por supuesto que sentí que no habría otro vínculo igual. Por supuesto que tú, que estás ahí, lo sientes. Nunca, jamás, habrá otro vínculo igual. Le perteneciste y se acabó. No puedes volver a sentir lo mismo con otra persona. Se acabó la Ds, pertenecer, entregarse… ¿Se acabó el BDSM?. No habrá otro igual.
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Y es verdad. No hay otro igual. Pero hay otro distinto.
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Lo decimos convencidas. Cuando pertenecemos y el collar se cae, lo sentimos arder en lo más íntimo de lo que somos: jamás podrá haber Otro. Jamás podrás pertenecer a otro.
A veces puede que la cabeza te susurre que siendo realistas, la gente lleva cientos de miles de años perdiendo a sus medias naranjas y sobreviviendo. Unos doscientos mil siendo homo sapiens, millones de años antes en un proceso evolutivo donde las pérdidas siempre han existido como algo natural. Y que aún así, mirando alrededor, sabemos que la mayoría de la gente sobrevive e incluso encuentran nuevas parejas y forman nuevas familias.
Ay amigx… Pero es que somos bedesemerxs. Otra estirpe. Somos seres excepcionales hasta en los duelos.
Pues no.
Miro al rededor… También en nuestro ámbito después del tsunami se forman nuevos binomios y se atan nuevos collares (no siempre claro, hay quien incluso desaparece del todo de la escena. Todo depende de lo que cada cual necesite. Lo que tú en cada momento necesites).
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Claro que duele. Claro que es desgarrador, y duro, y que la huella permanece a fuego como si El Que Se Fue te hubiese tatuado Su marca con un hierro al rojo. Y si la ausencia no se debe a una ruptura más o menos de común acuerdo, si la relación no estaba ya muy dañada y el perderle no implicó ningún pequeño alivio de tensiones, discusiones y acumulación de heridas… Si le querías, le adorabas, y le perdiste, sin más. Pertenecías y de repente el collar quedó vacío, antes de que hubiera empezado ni remotamente a pesarte en el cuello… Pues sí. Claro que duele. Sea como sea la pérdida, duele.
Pero aunque parezca imposible… ahí sigues, sin él.
Y es muy probable que al final alguien llegue. ¡Alucinante! Pero pasa.
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No será lo mismo. ¡Pues claro que no!
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Los dos hombres a los que yo he llamado Amo no tienen mucho en común, salvo el Nick y la capacidad de hacerme sonreír e iluminar mi vida. A los dos llegué escéptica y segura de que no quería arrodillarme. Y los dos despertaron en mí el deseo de arrodillarme y se convirtieron en el puerto donde vivir “la sumisión como ejercicio de alegría”. Son personas muy diferentes entre sí. Y eso está bien.
No, claro que la futura relación que crees con otra persona no será igual que la que tenías con el Amo que perdiste. Son relaciones distintas. Incomparables. Diferentes.
Ellos son diferentes. Nosotras somos diferentes. Nuestra vida, circunstancias, necesidades,…son otras. No tenemos la misma edad, ni las mismas experiencias previas. La mochila es otra. Otras prioridades, otros saberes y cansancios. Hay cosas que valoramos más que antes, y cosas que ya no nos importan tanto. No tenemos las mismas ganas, tenemos otras. No nos estimulan las mismas expectativas, no es el mismo hambre. Es otro. Pero es.
Será un proyecto diferente, caminarás otro camino. Otros horizontes, otras cosas que descubrir, otras curiosidades, otras formas de hacer las cosas y de electrizar la piel, otro compañero acorde no a quien eras, si no a quien ahora eres.
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Si te pasa, si estás en el duelo… cuando llegue un nuevo vínculo (que probablemente llegará) permítete vivir lo bueno que es, sin compararlo con lo bueno que fue.
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lena (nov’24)
propiedad de DragonRojo.
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P.D.: Cuando llegue, si llega, y si tú quieres. Que nadie te diga que estás lista si no lo estás, o que es demasiado pronto si ya te apetece.
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