Una palabra tuya bastará para sanarme.

“Una palabra tuya bastará para sanarme”

(San Mateo 8:8-9)

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A veces pasan cosas.

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A veces tu pequeño universo se agita y zozobras. Un gesto mal entendido, un cambio, una alteración en las aguas tranquilas del día a día, y una nube oscura de incertidumbre de repente te mete en el pecho un avispero de dudas y temores.

Necesito certezas. Porque en la inseguridad de lo que acontece, yo soy mi peor enemiga. Mi cabeza es creativa (la muy hija de puta) y se lanza a imaginar escenarios dolorosos.

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Hay dos formas de mantenerse inmune al miedo.

Una, no querer. Mecerte segura en el desapego, disfrutar el hoy en lo más dulce y superficial, dispuesta a dar la vuelta si se acaba el azúcar.

Otra, que la fé mate las dudas.

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Basta que Él me mire a los ojos y me diga “puedes estar tranquila” para que la nube se deshaga y el agua vuelva a discurrir mansa. Le basta una palabra para reafirmarme segura y feliz a sus pies. Una palabra y las avispas desaparecen. Una palabra le basta para sanarme.

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Tu palabra es mi certeza.

Qué gran poder.

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lena
(propiedad de DragonRojo)

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