Bienvenidos al concierto, gracias por estar aquí.

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«No tengas por prioridad a quien te tiene por opción»

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Tenía esta frase dando vueltas a la cabeza. Me la digo a mi misma muchas veces, con frecuencia… no ahora, desde siempre. Pero seguro que si la escribo en twitter o en fet, alguien pensará (y con razón) que lo hago desde el desencanto. Y no. La estaba masticando hoy porque, teniéndola como mantra y guía para mi vida (no pienso ser segundo plato ni opción relegada de nadie), hoy estaba tomando conciencia de que soy prioridad para mucha gente.

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Me desperté, miré el movil y vi mensajes de esos para levantarte sonriendo. Y pensé: «qué bueno que piensen en ti aquellos en quienes tú piensas».

Y luego recordé una llamada telefónica de otra persona de ayer.

Y llegaron mensajes de mi gente vainilla ofrenciéndome ayuda para otras cosas.

Y al final son tantos y tantos motivos… (mientras escribía esto mi padre me trajo un pinchito de tortilla, detalle muy apropiado con el tema)

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Yo hoy no iba a escribir, porque no tengo tiempo. Debería estar ahora terminando de dar forma a las palabras que el sábado leeré en la boda de mi hermano (dos años, con esto del Covid he tenido para escribirlo… y aún me pilla el toro). O preparando clases (parece que al final me arraigo en Valladolid para bastante tiempo: “AlicanteBDSM, ahora en la estepa cerealista”).

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No tengo tiempo…

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Pero quería compartir cosas y no me cabían en los caracteres que fetlife permite para los mensajes de estado.

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Y es que aquí, mientras escribía el texto para la boda, en la misma mesa y frente a la ventana enrejada donde escribí tantas cosas hace décadas, cuando era otra persona, viendo los tejados de enfrente (ahora ya no son de teja vieja ni están llenos de palomas) y sintiendo el sol a través de los cristales en la cara, me di cuenta de lo bien que estoy por fin. Y la cantidad de gente que tiene parte en ese bienestar.

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No puedo decir que sea algo nuevo. Quizá estoy malacostumbrada a que el cariño me llegue y lo asumo con naturalidad. Y así voy por la vida, un poco kamikaze… ¿Cómo no voy a lanzarme, si la gente hace cosas increíbles por mí?. Me instalan en su casa, me dan refugio, me cuidan, me quieren…

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Tras dos años de mareas, donde he tenido la fortuna de contar con apoyo y cariño continuo, hoy estoy en un momento de paz y alegría tranquila… en el que sigo contando con esa suerte. Vaya a donde vaya, cuando el mundo se puso boca abajo y cuando las cosas ruedan, soy afortunada. Siempre encuentro gente de oro en mi camino.

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Hoy por hoy, con lo difícil que es en este mundo nuestro encontrar gente compatible, yo he encontrado con quien compartir una fase de entreaguas, en la que estoy lista para muchas cosas pero no del todo. Igual que antes de llegar a este momento encontré compañeros con los que reconquistar mi cuerpo y volver al ruedo, que respetaron mis ritmos y aceptaron con respeto mis limitaciones de esa etapa. Hoy estoy inmersa en una relación donde me siento libre y apreciada, que me despierta el run run de viejas sensaciones y me vincula día a día, pero no restringe ni aprieta. Tengo amigos que vigilan desde lejos y se preocupan porque ese bienestar sea efectivo, y que lo hacen compartiendo sin invadir, con escrupuloso respeto a mis decisiones y recorrido. Y otros aquí al lado que se vuelcan en facilitarme la vida y los recursos que en cada momento necesito, y que no entenderían parte de este yo que desconocen aunque medio intuyen, pero no preguntan y me respetan…

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Repito mucho “respeto”… Y es que creo que es clave. Me quieren, me cuidan y me respetan, desde la verticalidad, la horizontalidad, en la distancia y piel con piel. ¡Qué difícil que estas cosas confluyan!

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No sé qué traerá el día de mañana. A veces no me fío un pelo de las sorpresas de la vida. Puede haber heridas, rupturas, amores, desencuentros, subidas, bajadas… No sé qué será de estos cariños que hoy me llenan. Pero estoy segura de que fluiré con todos ellos hacia donde la vida nos vaya llevando y que pase lo que pase lo haremos cuidándonos, respetándonos y acompañándonos en los cambios que sobrevengan.

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Y para que el texto no quede tan moñas y tenga un puntito bedesemero, añado este corazón en llamas, obra de otra persona que sin apenas conocerme me abrió su casa para que asistiera a una fiesta en MZM, a la que me invitaron también sin apenas conocerme, un fin de semana en el que varias personas cambiaron sus planes para compartir un rato conmigo.

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Si es que ya lo digo yo… Soy muy afortunada y el mundo está lleno de gente que me trata bien.

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Bienvenidos al concierto,
Gracias por estar aquí.

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