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«¡Qué no permita el Dios que me hizo vuestro esclavo,
que yo piense ni trate de controlar tus gozos
o que ruegue en tu mano la cuenta de las horas,
siendo vuestro vasallo, obligado a serviros!
¡Oh! Dejadme sufrir viviendo a tu servicio,
la aprisionada ausencia de vuestra libertad,
soportando mi pena, tan lenta en cada golpe,
sin que jamás escuches mi acusación de injuria.
Id donde más gustéis, tan fuerte es tu derecho
que sólo a vos se otorga, la gracia de tu tiempo.
Según tu voluntad, solo a vos pertenece,
el poder perdonar vuestro propio delito.
Yo, a esperar, aunque sea, esta espera el infierno,
sin reprochar tus gustos, sean buenos o malos.»
W. Shakespeare, soneto LVIII
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Una vez más celebramos con Shakespeare el Dia del Libro. Si el año pasado traíamos al blog una adaptación al femenino del soneto LVII, en esta ocasión rescatamos otro de sus sonetos en el que el poeta declara su entrega a su amada (o amado, según teorías)… Muy D/s, ¿no les parece?
Un comentario en «Shakespeare esclavo, Día del Libro. (LVIII)»
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